Nuestro proyecto de calculadora y compensación gira en tornoalCO2, porque es la parte más tangible y más exactamente calculable de nuestra huella ecológica hasta la fecha. Sin embargo, no debemos olvidar que esto es sólo una parte de la ecuación, y que nuestro clima en su conjunto y, por tanto, la vida en nuestro planeta están en peligro. El calentamiento global es sólo una de las consecuencias de nuestras intervenciones en el equilibrio ecológico, pero la sequía, las inundaciones, las tormentas y otros fenómenos meteorológicos extremos también forman parte del cambio climático.
Por tanto, no basta con reducir elCO2 de la atmósfera. Aunque dejáramos de quemar combustibles fósiles, no podríamos detener el cambio climático si seguimos destruyendo ecosistemas ricos en carbono y hábitats importantes. Necesitamos un verdadero salvador del clima y la biodiversidad. Y lo mejor es que ya lo tenemos. Y no podemos permitirnos perderlo: El bosque.
En la actualidad, el 30% de la superficie terrestre está cubierta de bosques. Los bosques en pie tienen muchas funciones importantes para el clima y el medio ambiente. Evitan la erosión de los suelos ricos en nutrientes. Desde una perspectiva global, los árboles producen la mayor parte del oxígeno vital para nosotros los humanos, por lo que aseguran la base de nuestra existencia. Los bosques también filtran de la atmósfera partículas como metales pesados, óxidos de nitrógeno y partículas de hollín procedentes de gases de escape de industrias y automóviles, y purifican el agua de arroyos y ríos.
A través de la evaporación constante de la vegetación y la liberación de aerosoles por los árboles, el propio bosque también proporciona las precipitaciones típicamente frecuentes. Así, los bosques son también responsables de un microclima húmedo y fresco, almacenan enormes cantidades de agua y son, por tanto, nuestro amortiguador más importante contra los fenómenos meteorológicos extremos y el cambio climático. Así que son realmente los "pulmones verdes" de nuestra tierra. Y por último, pero no por ello menos importante, son lugares de paz y recreo.
Pero, sobre todo, estos bosques retienen en su biomasa, sus suelos y sus ciénagas másCO2 del que hay en toda la atmósfera. Si se tala el bosque, las reservas de carbono almacenadas en él se liberan mediante la utilización de la madera y la putrefacción de las ramas, hojas y raíces, y vuelven a la atmósfera en forma deCO2. Allí, elCO2 actúa como gas de efecto invernadero y acelera el calentamiento global. Se pierde biodiversidad y el clima se vuelve mucho más seco y caluroso debido a la falta de vegetación arbórea. Cuando se destruyen ecosistemas ricos en carbono, como bosques y páramos, liberan másCO2 del que sería posible volver a retener en un periodo de tiempo relevante para el ser humano.
Por esta razón, los bosques, especialmente los antiguos bosques primigenios, son nuestro amortiguador más importante contra el cambio climático inducido por el hombre desde una perspectiva global. Sin embargo, cada año desaparecen 13 millones de hectáreas de bosque, una superficie equivalente al tamaño de Grecia.
Sin el bosque, nuestro aire estaría demasiado contaminado para respirar, no habría suficientes lluvias fiables, nuestros suelos se lavarían y agotarían de nutrientes, nuestras fuentes de agua se secarían, y la sequía y el calor nos asolarían. Por eso creemos que es hora de dar las gracias a la naturaleza por todos los servicios gratuitos que nos presta cada día y sin los cuales la vida sería imposible. Si queremos salvar el clima en su conjunto y la vida en nuestro planeta, no basta con fijarel CO2 en nuevas plantaciones en el futuro o reducirlo mediante tecnologías innovadoras.
Tenemos que dar las gracias y preservar todos los ecosistemas intactos y ricos en carbono que nos "regalan" cada día.